lunes, 27 de agosto de 2007

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miércoles, 22 de agosto de 2007

Nelson Mandela

Extractos del discurso pronunciado el 30 de enero de 2003
en el Foro Internacional de la Mujer

Es una tragedia lo que está ocurriendo, lo que está haciendo el presidente George W. Bush. Todo lo que quiere Bush es el petróleo iraquí. ¿Quiénes son, ahora, para pretender que son la policía del mundo y querer decidir por el pueblo de Irak lo que debería hacer con su gobierno y con su liderazgo?
No cabe duda de que Estados Unidos se está portando mal. Su amigo Israel tiene armas de destrucción masiva, pero porque es su aliado no pedirá a la Organización de Naciones Unidas (ONU) que le haga deshacerse de ellas. Esto sólo es un pretexto para obtener el petróleo de Irak.
No hemos tenido guerras mundiales en 57 años, y es por Naciones Unidas. Deberíamos condenar a Tony Blair y Bush y hacerles saber que lo que están haciendo está mal. Otros países, como Francia y Rusia, deben influir en la ONU para condenar lo que Bush está haciendo.
Si esto es hecho por Naciones Unidas, si esta organización declara que "Saddam Hussein no está cumpliendo con las resoluciones de la ONU, y por tanto nosotros, la ONU, actuaremos", apoyaré eso sin reservas.
Ahora Bush está socavando a la ONU. Está actuando por fuera de ella, a pesar del hecho de que la ONU fue idea del presidente Franklin Roosevelt y de Winston Churchill. Tanto Bush como Blair están socavando una idea auspiciada por sus antecesores. No les importa.
¿Será porque el secretario general de Naciones Unidas (el ghanés Kofi Annan) es un hombre negro? Nunca hacían estas cosas cuando los secretarios generales eran blancos.
¿Cuál es la lección de que aquellos actúen fuera de Naciones Unidas? ¿Están diciendo que cualquier nación que crea que no podrá obtener el apoyo de los países con un veto tiene derecho de actuar fuera de la ONU e ignorarla? ¿O están diciendo, nosotros, Estados Unidos, somos ahora el único superpoder en el mundo, y por tanto podemos actuar como nos plazca? ¿Están diciendo que esta es una lección que deberíamos seguir todos, o están diciendo: "somos especiales, lo que hacemos no debería ser hecho por nadie más"?
Si hay un país que ha cometido atrocidades abominables en el mundo, ese es Estados Unidos de América. No le importan los seres humanos. Hace 57 años, cuando Japón se estaba replegando en todos los frentes, ellos decidieron arrojar la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki; mataron a mucha gente inocente y otros aún están sufriendo los efectos de esas bombas.
Esas bombas no estaban destinadas a los japoneses, sino contra la Unión Soviética, para decir: "mira, este es el poder que tengo. Si te atreves a oponerte a lo que hacemos, esto te va pasar a ti". Por ser tan arrogantes, decidieron matar a gente inocente en Japón, que sufre por eso.
Lo que estoy condenando es que un poder, con un presidente sin visión de futuro, quien no puede pensar adecuadamente, quiere hundir ahora al mundo en un holocausto.
Me alegra que los pueblos del mundo -especialmente el de Estados Unidos- estén erguidos y oponiéndose a su propio presidente. Espero que esa oposición logre algún día hacerle entender que ha cometido el error más grave de su vida al intentar llevar a cabo una matanza y ser policía del mundo, sin ninguna autorización de la comunidad internacional. Es algo que tenemos que condenar sin reserva.
El pueblo de Estados Unidos debería usar su democracia para deshacerse de Bush. Lo mejor es que los estadounidenses utilicen las urnas y manifestaciones para llamar la atención sobre este asunto.
Finalmente, que tenemos que decir algo del asunto de la globalización. Alguien que dice que él o ella no acepta la globalización, es como decir que yo no acepto el invierno, y por lo tanto no me voy a vestir para el frío. Lo que hoy ocurre en el norte de Europa tiene un efecto en nuestra región ese mismo día. La globalización ya está aquí, nos guste o no.
Pero claro que la globalización en este momento favorece a los ricos y poderosos. Tenemos que luchar contra eso. Tiene que favorecer a todos los seres humanos, sea en Europa o en África.

martes, 21 de agosto de 2007

Resultados II Encuesta

En un tema más que picante la votación fue muy pareja.
Casi el 30% de los votantes se inclinaron por resolver "El conflicto de las papeleras" en El MercoSur, y después hubo un increíble triple empate entre las siguientes opciones con casi el 25%: Ante la corte de la Haya; Cortando relación total con Uruguay y Priorizando la posición de los vecinos de Gualeguaychú.
El dato saliente, con 0 (cero) votos quedó en último lugar la opción que EEUU oficie de mediador.

Te invitamos a que participes en esta nueva encuesta, gracias x difundir el Blog !!!

lunes, 20 de agosto de 2007

Poder y Terror

Noam Chomsky


La Razón

«Poder y terror» es el último libro del prestigioso lingüista, publicado por RBA Editores.

A continuación reproducimos un extracto del primer capítulo, correspondiente a un acto celebrado el 21 de mayo de 2002. Chomsky describe sus primeras impresiones tras conocer los atentados del 11 de septiembre.

Puse la radio para enterarme de lo que pasaba y, obviamente, pensé que era una atrocidad espantosa. Reaccioné igual que la mayoría de la gente de todo el mundo. Una atrocidad espantosa pero, a menos que esté usted en Europa, Estados Unidos o Japón, supongo que todos sabemos que no era nada nuevo. De la misma manera han tratado las potencias imperialistas al resto del mundo durante cientos de años. Fue un acontecimiento histórico pero, desgraciadamente, no por la magnitud ni la naturaleza de la atrocidad sino por quiénes habían sido las víctimas.

Si repasa cientos de años de historia, los países imperialistas han sido básicamente invulnerables. Se cometen cantidad de atrocidades, pero en otro sitio. Lo mismo que Japón cometió atrocidades en China y, hasta donde yo sé, no hubo ataques terroristas en Tokio. Siempre se cometen en otro sitio. Y eso viene ocurriendo desde hace cientos de años. Ésta es la primera diferencia. No es tan sorprendente. He hablado y escrito sobre estos temas antes y, por todas partes, aparecen en la literatura especializada. Ha sido bien interpretado y es más que obvio que, con la tecnología contemporánea, es posible que grupos reducidos sin demasiada sofisticación tecnológica cometan tremendas atrocidades. El ataque con gas en Japón es un ejemplo.

Esa clase de cosas han sido de dominio público durante años para cualquiera que preste un poco de atención. Puede encontrar artículos en revistas especializadas de Estados Unidos, escritos mucho antes del 11 de septiembre, en los que se señala que no sería tan difícil provocar una explosión nuclear en Nueva York. Hay cantidad de armas nucleares fuera de control en el mundo entero. Por desgracia, decenas de miles de ellas y de sus componentes. Hay información disponible al alcance de cualquiera sobre cómo combinarlos para producir una pequeña «bomba sucia». O lo que se llama una pequeña bomba, puesto que la lanzada en Hiroshima sería a estas alturas una «pequeña bomba». Pero una bomba como la de Hiroshima en la habitación de un hotel de Nueva York no tendría ninguna gracia.

Y no sería en absoluto difícil colocarla. Quiero decir que, con una capacidad bastante limitada, una persona podría probablemente pasar componentes de contrabando por la frontera canadiense, una frontera desguarnecida que no puede protegerse. Es muy posible que ocurra esa clase de cosas en estos tiempos, a menos que los conflictos se encaren de manera sensata. Y la manera sensata es tratar de entender de dónde viene la cosa.

De nada sirve limitarse a armar escándalo. Si de verdad se busca intentar prevenir futuras atrocidades, hay que tratar de averiguar cuáles son sus raíces. Y casi todos los delitos, un delito callejero, una guerra, lo que sea, por lo general tienen algo detrás con visos de legitimidad, y son esos visos de legitimidad lo que es necesario tener en cuenta. Y tanto vale si se trata de un delito callejero o de crímenes de guerra de una potencia agresora.

martes, 14 de agosto de 2007

Resultado I Encuesta

Casi el 50 % de los votos recibidos en nuestra encuesta concluyeron, en que la Revolución Bolivarina es Real, contra una 43 % que se inclinó porque la Revolución es Demagógica.
Te invitamos a participar de la próxima encuesta que comenzará cada lunes antes del mediodía.

sábado, 11 de agosto de 2007

La mùsica sigue sonando... (??)

UNA NOCHE DE TERROR

Revista Rolling Stone

La noche del 30 de diciembre fue para muchas personas de mi generación (tengo 51 años) una noche de terror. Los verdaderos protagonistas del infierno de Repúbica Cromagnon eran nuestros hijos (y si no lo eran, podían serlo). Imposible no angustiarse entonces por las muertes imperdonables, por los heridos, por el descontrol, por las pérdidas . Pero hubo algo más.

Voy a hablar en términos muy personales, aunque tengo la esperanza de interpretar otros sentimientos. La memoria tiende a veces puentes extraños. Los neurobiólogos se lo atribuyen a las Redes Neuronales. Nosotros los añosos al sabor de las Magdalenas (una imborrable escena de En Busca del Tiempo Perdido). Lo cierto es que ver esa madrugada a mis hijos buscar, en las listas de muertos que se actualizaban por Internet, a sus amigos y compañeros, me retrotrajo inmediatamente a la dictadura. Fue un temblor en el cuerpo. Entonces no había Internet, pero era cotidiano el tropiezo con noticias infaustas donde desesperadamente tratábamos de saber. Me vi a mí misma buscando a mi hermana, a mis amigos, a mis compañeros. Otros muertos, otros desaparecidos. Sólo en una nota del más que lúcido Enrique Pinti encontré el vínculo entre República Cromagnon y La Noche de los Lápices.

En los años 70 (de eso estoy hablando) yo escuchaba rock and roll del bueno, y ya teníamos muy buen rock nacional, prohibido por la dictadura que lo consideraba un vehículo de perdición. En la revista Humor salió un documento de la marina que señalaba todos los indicios de que en el rock había mensajes del demonio. Seguramente era por escuchar rock and roll, y no por vivir bajo una dictadura sangrienta, que me sentía tan identificada con la frase con la que Paul Nizan comienza su novela Adén Arabia: “Tenía veinte años, y no permitiré que nadie diga que es la edad más hermosa de la vida”.

La pregunta inevitable es cómo una generación con tantas pérdidas no pudo (no puede) cuidar a quienes hoy son adolescentes y jóvenes. Qué mensajes de muerte les estamos dando para que sus vidas estén tan expuestas, valgan tan poco. Cómo permitimos que se hable de derechos humanos en un país donde el 75 % de los niños son pobres, donde el 35 % de los adolescentes entre 18 y 24 años (el público de Callejeros) no estudian ni trabajan. ¿A dónde, a quiénes, pertenecen esos chicos? ¿Qué diferencia moral hay entre matar y dejar morir?

Con una historia en la que “abuelas”, “madres”, “hijos” y “familiares” representan agrupaciones y no relaciones de sangre, estamos tan concentrados en nuestras reparaciones y discursos que los vamos empujando del espacio público, de lo que Hannah Arendt llamaba “el espacio de aparición”, el resplandor de lo político.

Para nosotros, setentistas, hasta las relaciones más íntimas y personales se cortaban por la pertenencia política. Las marcas identitarias de la generación joven actual indudablemente no tienen ese corte, ni podría tenerlo, en vista de lo que la política y los partidos les ofrecen. Sus sentimientos de identidad y de rebeldía, su fuego y su indignación ante la injusticia corren por otro lado, cuando corren.

Ir a escuchar a Callejeros fue una ceremonia. Y como toda ceremonia tiene sus rituales. El rock tiene una liturgia, cada grupo la tiene, y sus seguidores más intensos actúan como fieles. Por eso no sorprende escuchar a algunos adolescentes afirmar que van a seguir prendiendo bengalas en los recitales. Es nuestra responsabilidad que no se pongan en riesgo, que no mueran por eso. No le voy a echar la culpa al rock and roll.

Para mí el rock es un alarido de vida y no de muerte. Es un grito que energiza la rebeldía colectiva y no el aguante. Es una inmersión en la naturaleza más profunda y no un aturdimiento del cerebro. Una ampliación de los umbrales de la percepción y no el limado de los sentidos. Una patada a la sociedad de consumo berreta y no un producto de góndola de supermercado. Una alianza fraterna casi animal contra el sistema, y no la explotación publicitaria de un “evento” por empresarios inescrupulosos.

Estamos hablando de rock and roll, y nadie tiene privilegios en su definición. Por eso me hubiera gustado escuchar a los propios adolescentes hablar sobre lo que pasó.

A lo mejor también es de otra generación estar tan pegada a la palabra. En las marchas de los jueves por República Cromagnon, las consignas son tan elementales que pienso si es que no pueden expresar lo que sienten, si ante lo extraordinariamente doloroso no hay para decir algo menos trivial que un insulto. La palabra es un modo de acción, no es sólo el nombre de una acción. Quitarles o no darles a los jóvenes la herramienta de la palabra es amordazarlos y maniatarlos desde adentro. El silencio que resulte de ello sólo puede ser explosivo.

Diana Maffia
Doctora en Filosofía (UBA)
Directora académica del Instituto Hannah Arendt
www.institutoarendt.com.ar

miércoles, 8 de agosto de 2007

Poema "Cuando los nazis vinieron...", de Martin Niemoeller

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Poema "Cuando los nazis vinieron...", que trata acerca de las consecuencias de no resistir las tiranías en los primeros intentos de su establecimiento. El orden exacto de los grupos y las palabras están sujetas a disputa, ya que existen muchas versiones, la mayoría transmitidas oralmente. Martín Niemöller, su autor, menciona que no se trataba originalmente de un poema, sino de un sermón en la semana santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania “¿Qué hubiera dicho Jesucristo?”.
Esta cita frecuentemente se atribuye por error a Bertolt Brecht.

sábado, 4 de agosto de 2007

Mujeres y Piqueteras

Entrevista a las piqueteras argentinas Silvia Boo y Neka Jara
"Pensamos que las mujeres debemos recuperar la capacidad de hacer"

"Pensamos que las mujeres debemos recuperar la capacidad de hacer". Silvia Boo y Neka Jara son parte del Movimiento de Trabajadores Desempleados (MTD) de Solano (Quilmes, Buenos Aires). Conversamos sobre la situación de la mujer argentina, también dentro del MTD. Más de la mitad de la población del conurbano bonaerense se encuentra en situación de pobreza y en barrios como el que nos encontramos los niveles llegan al 71%. El capitalismo genera pobreza y, en este contexto, las mujeres acostumbran a ser las más perjudicadas...

SILVIA BOO: Estaría bueno plantearnos el capitalismo no sólo como una cuestión de pobreza. El capitalismo construye un tipo determinado de relaciones que, refiriéndonos a la mujer, no sólo están dentro de las clases pobres, sino que afecta a las mujeres en todos lados. El tema de la dominación es impuesto por el capitalismo; desde la pobreza, desde las relaciones de género, en la educación, en la salud. En este sentido creo que la mujer siempre está más desfavorecida; tiene menos recursos, ha tenido que reaprender a organizar su vida desde otro lugar, en un momento en el que no hay código alguno, ni siquiera de sometimiento. Por ahí, hace 50 o 60 años atrás, había un código de sometimiento, lo cual daba cierta estabilidad a la vida de la mujer dentro de la familia. Ahora, no existen esos códigos y debe ocuparse de todo lo anterior (laburo, pibes...) más todo lo que se le ha venido encima. Esto es lo que nos impone el sistema: cómo nos destruye, cómo nos obliga a estar estancadas en un mismo lugar.

El capitalismo funciona gracias a la existencia de diferencias: nacionales, sociales, de género...

S.B.: Es la jerarquización, en definitiva. Además, es interesante, me parece, esto del neoliberalismo: por un lado habla de la diversidad y por otro lado, la discriminación es cada vez más fuerte en relación a la diferencia. Es decir, por otro lado, homogeneiza como nunca; la diversidad está, ahora, homogeneizada. Es una cosa loca: tenemos la oportunidad de ser cualquier cosa, pero cualquier cosa dentro de los marcos establecidos por el sistema, que son necesariamente opresores y que otra vez vuelven a desconocer la diversidad.

¿La geografía, en vuestra opinión, determina diferentes situaciones para la mujer?

S.B.: En principio, diría que es lo mismo. Hay diferencias culturales, propias de las zonas; formas de organización en cada lugar de acuerdo a su cultura. Las diferencias tienen que ver con quiénes somos y cómo nos organizamos. El sistema está operando de igual manera en todos los lugares.
NEKA JARA: Después de haber estado con grupos de mujeres en Europa, conocer algo de la experiencia de Bolivia y Mujeres Creando, comparto lo que dice Silvia. Es el mismo tipo de dominación: el mismo machismo, la misma jerarquización de los roles, divisiones del trabajo, para hombres, para mujeres, la poca participación de las mujeres en cuestiones públicas. Creo que en la Argentina temas como el machismo y el maltrato están más solapados, más escondidos. Hay un discurso más ‘progresista’; pero la situación de vida, los sentimientos; el maltrato existe.
S.B.: Las zonas urbanas de Argentina están europeizadas, por eso estos temas aparentan ser menos graves que en el resto de Sudamérica, donde no se esconde la brutalidad. Tiene que ver con las formas culturales que adoptó Argentina; sucede lo mismo, pero de otro modo.

Según un informe realizado por el Consejo Nacional de la Mujer, recientemente dado a conocer, una de cada tres mujeres del Gran Buenos Aires sufre algún tipo de maltrato por el hecho de ser mujer. ¿Cuáles serían estas violencias?

N.J.: En barrios como el nuestro, hacerse cargo de la casa y de los pibes es un trabajo exclusivo de las mujeres. El hombre parece tener puertas abiertas para hacer lo que le plazca, mientras la mujer debe cargar con las cuestiones cotidianas. Esto es una forma de maltrato. Las adolescentes embarazadas: la culpa es de la chica y ella debe hacerse cargo o de ser madre o abortar. Y hablamos de abortos caseros, riesgosos para la vida. Muchas mueren. También está el tema del peligro en la calle: las niñas están más expuestas que los niños. Es muy fuerte.

¿Podemos hablar de movimiento feminista en Argentina?

N.J.: El 8 de marzo es un día más. Hay pequeñas experiencias, diversas. Los grupos feministas suelen encarar la legalización del aborto, la denuncia del maltrato, la identidad como género. Conocemos otros grupos que se paran desde otro lugar, como nosotras en el MTD, pensando el tema de la mujer desde un plano global, político, que asume a toda la mujer, no solo algunos aspectos de la vida femenina. La mujer en la sociedad, en el mundo, no en relación, no como esta cuestión de género separándote del resto de lo social.
S.B.: Y no como víctima; no recuperar el tema de la mujer desde la victimización -la mujer víctima del abuso, víctima del maltrato- sino la mujer como la potencia, todo aquello de lo que las mujeres somos capaces. Pensamos que hay que recuperar la capacidad de las mujeres de hacer.
N.J.: En los comienzos del MTD, lo que conversamos, lo que podíamos palpar era cómo en un momento de crisis muy grande, las mujeres pudieron tomar las riendas del rumbo de sus hijos, y yo creo que en un primer momento hay un sentimiento de mucha frustración por parte de los hombres. La mujer se pone de pie, y descubre que hay caminos posibles para luchar contra todo eso; yo lo siento así.

La mujer en el movimiento de los trabajadores desempleados

N.J.: Lo primero que hicimos fue poner en palabras -y ser conscientes- que la presencia de la mujer estaba siendo muy fuerte en el movimiento y que, realmente, estaba dando una forma de organización diferente. Más tarde, en torno a esto aparecieron varios espacios: el maltrato, la violencia, el abuso, la prevención de enfermedades y algunas experiencias fuertes vividas en el seno del MTD. Se organizaron talleres y lo pusimos en discusión. Empezamos a encontrarnos cotidianamente, a hacernos amigas, a charlar de nuestros propios problemas; la necesidad de generar un espacio donde encontrarnos. Después de diez años, creo que este espacio ha sido donde mejor echó a andar el tema de la horizontalidad y la autonomía. Pensado desde la mujer, pero no desde el fundamentalismo de género; no, mujeres en relación con otros diferentes a nosotras y así construir espacios de lucha y cambio social.
S.B.: Fue importante reconocernos. Para muchas de nosotras el trabajo con el hombre, día a día, mano a mano, era lo cotidiano; la diferencia no era lo cotidiano. Las tareas no se distribuían por el sexo, y las diferencias políticas tampoco se daban por éste. En ese caminar, costaba ver que no éramos lo mismo, que teníamos algo particular, que no mirábamos la vida desde el mismo lugar; ni mejor, ni peor, no era el mismo lugar. El grupo nos ayudó a encontrarnos con esos aspectos nuestros, con cuestiones de la feminidad, lo femenino, lo maternal, la pareja. Cuestiones vividas, pero no trabajadas desde lo femenino.

viernes, 3 de agosto de 2007